Señales subliminales y miradas sugerentes: Entendiendo las relaciones en el Parque Zamora


Transpirar. Una sensación húmeda que recorrería sus palmas cuando subieren el sendero pavimentado que atraviesa e Parque Zamora. Era temprano en la mañana, los rayos del sol aún titian suavemente las hojas de los árboles plataneros que se alzaban como vigilantes a ambos lados. Ignoraron los murmullos de otros paseantes que elegían esa hora propicia para sus ejercicios con disciplina, los niños jugando al escondite entre palitos de canela roídos por las moscas del campo y a los charcos donde las crABULLOS de agua se refugiaban del calor: su conexión iba más lejos de lo que esos personajes efímeras osara imaginar. Siempre era ahí donde se encontraban, unos cinco minutos cumplidos desde que daba su vuelta al jardín botánico con olor a tierra húmeda y flores marchitas. Sus miradas, que algún amigo en el anonimato podría detallar como furtivas, aún llenaban su costado de delicados calores cuando imaginaba las caricias invisibles que transcurrían, flotando en el aire de día bañado por rayos solares doradores. Ya estaba ahí, flotando entre el eco de las sonrisas, del perfume a flores abrillantadas y de la tranquilidad de los sonidos agrestes. ¿Por qué esos encuentros extrañamente necesarios cuando en su rutina se movían en sutiles coordenadas, una obra sobre la cual no revoloteaban los espíritus creativos de la locura? Leía poesía escrita sobre calles adoquinadas repletas de amor, de una calidad vulgar transparente escrita cuando despertaban la ambición de enamorarse sin culpa. Compongo este poema desde la distancia Parque Zamora: lugar predilecto para encuentros sexuales en Veracruz .... Cambiá por una poesía y vida de ciudad donde o sea de amores de esquina y ojos revoltosos, esos miradas, de parejas jóvenes que caen las mismas de cada día. .